Otíñar, el recóndito castillo olvidado de Jaén.

Siguiendo la línea de este blog, en esta ocasión hago una escapada de media mañana a un lugar que conoce muy poca gente, Otíñar, nada más y nada menos que declarado Bien de Interés Cultural y también Patrimonio Histórico de España. ¿Qué cómo doy con estos sitios? Pues detrás de estas rutas hay mucho de investigación, por supuesto.


Este es nuestro destino de hoy. Impresionante castillo entre montañas.

En este link os dejo la historia del lugar. Para los que no tengáis ganas de leer os cuento por aquí que se trata de una antigua población con asentamientos desde la época prehistórica, y luego aldea medieval de la que todavía quedan restos, a los pies de un magnífico castillo enclavado en un paraje entre montañas de roca desnuda y pinares. 


La Guardia de Jaén, un buen sitio para desayunar y coger fuerzas para lo que nos queda.

Pero como este es un blog de moto, ¡vamos a la carretera!. La ruta parte desde el bonito pueblo de La Guardia de Jaén, cerca de la capital, a que accedo intentando seguir la N-323a desde Granada, cortada en muchos tramos por la más moderna A-44. Si queréis ver una panorámica del pueblo subid a las Eras de San Sebastián.


El vítor a Carlos III

La carretera se va encañonando. Podemos ver el barranco del Quiebrajano.

Ya a través de la JA-3200 y la JA-3209 vamos buscando la población de Puente de la Sierra, por un carreterita estrecha llena de huertas, casas de fin de semana y ventas para comer. Estamos en la Comarca de la Sierra Sur de Jaén, y cada vez el paisaje se va haciendo más verde y vamos abandonando el olivar. Una vez abandonamos Puente de la Sierra la carretera entra en un paisaje de montaña con curvas muy divertidas, barrancos y mucha roca.

Pronto llegamos a un hito que llama mucho la atención. Yo nunca había visto algo así, es un "vítor" a Carlos III, un monolito erigido por la construcción de la carretera de acceso a Otíñar en 1784. Curioso de ver. Además con unas vistas muy bonitas al Barranco del Quiebrajano. También un poco más arriba existe un dolmen bien conservado.

Ya la carretera se empieza a cerrar y el asfalto empeora, pero a cambio nos metemos entre peñascos de roca, y pronto podemos divisar el castillo al fondo sobre un promontorio. Una vez aparcados junto a una construcción de alguna antigua línea eléctrica hay que hacer una pequeña excursión a pie que vale mucho la pena.


De repente nos encontramos con el castillo en medio del valle, entre montañas.

Para empezar a pocos metros de la carretera nos encontramos el "Abrigo del Toril", una impresionante roca descolgada que sirve de refugio a aves y al ganado de la zona, y en la que encontramos pinturas rupestres y petroglifos marcados en la roca.


Las ovejas lamiendo la sal de las rocas

La cuesta se empina, pero en 10 minutos caminando estamos arriba en el Castillo de Otíñar, todavía con algunas partes bien conservadas, pero sobre todo el entorno. Sobrecoge asomarse a los precipicios y ver la grandeza de las montañas que nos rodean. Nunca hubiera imaginado encontrarme eso en esta parte de Jaén. La soledad del lugar, y el silencio, en pocos lugares lo había encontrado. A los pies del castillo se extiende una pequeña planicie donde todavía podemos apreciar los restos de las casas medievales, aunque muy deteriorados.


El Abrigo del Toril. Es impresionante estar ahí debajo viendo ese cortado.


Los petroglifos grabados en la roca. Grafiteros de otros tiempos.

Desde el castillo divisé una carreterita que subía montaña arriba así que decidí meterme a ver dónde llevaba. Y otra sorpresa, otra carretera espectacular que se adentra aún más en las montañas, por el denominado Parque Periurbano Monte La Sierra, y que llega al Aula de la Naturaleza Cañada de las Hazadillas, paraje en plena naturaleza con río, fuentes y mesas para hacer picnic. Otro descubrimiento.


El entorno del castillo es simplemente naturaleza pura. Magnífico.


La carretera de acceso a Monte La Sierra

Deshago el camino porque ahora toca adentrarse en otro tramo espectacular buscando el Embalse del Quiebrajano. Carretera estrecha y rota, con quitamiedos de hormigón, una carretera de otro siglo en mitad de la naturaleza. A la izquierda encontraremos un magnífico mirador forestal. Y un poco más adelante nos metemos de lleno en una sucesión de túneles iluminados que forman parte del entorno de la presa. Impactante circular por ahí. Una vez fuera llegamos a la propia presa, desgraciadamente hoy con el acceso cortado. 


Una de las carreteras más peculiares por las que he circulado. Precioso.

Ahora toca subir otro puerto desconocido, Las Coberteras, a 1.250 m. Pero OJO, la carretera está muy rota, hasta el punto de haber ciertos tramos de tierra suelta. No es complicado, yo con mi moto de carretera lo subí sin problemas, eso sí, con cuidado y saltando el control de tracción en varias ocasiones. Un poco de picante en ruta. A cambio las vistas del embalse y las que tenemos cuando coronamos el puerto son magníficas. Tenemos al lado las antenas de La Pandera.


¿Y qué decir de esto? ¡Pocos túneles tan espectaculares habréis visto!

Ya la bajada por la otra cara hacia Valdepeñas de Jaén mejora bastante. Y desde esta localidad sale la A-6050, en mejor estado todavía y que nos lleva por otra impresionante carretera de curvas hasta Castillo de Locubín y la N-432. Si queremos alargar la ruta también podemos optar por tomar la JV-2262 y bajar al pueblo de Frailes y Alcalá la Real, o coger otro desvío e ir a La Hoya del Salobral... La verdad es que la Comarca de la Sierra Sur de Jaén tiene infinidad de posibilidades. En otras entradas seguiré hablándoos de ella porque seguro que volveré por esa zona.


El embalse del Quiebrajano entre las montañas. Una pena que esté todo tan seco.


Otro espacio natural impresionante, bajo las paredes el Pico de La Pandera. Jaén esconde muchos rincones.


Si repetís alguna de mis rutas dejádmelo en los comentarios! Un saludo a tod@s, nos vemos en próximas entradas.





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