"Mi" Transpirenaica

No quería terminar 2024 sin escribir unas líneas sobre la que ha sido sin duda, el reto más importante que he hecho encima de una moto, y también el más bonito. 

El macizo central de Pirineos en todo su esplendor entre el Col de Soulor y Aubisque. Un paisaje que te deja sin habla.

Y es que la Transpirenaica, al igual que pueden ser los Alpes, Cabo Norte, la Ruta 66 o la Panamericana, es uno de esos viajes en moto que todo amante de este mundillo tiene como objetivo hacer una vez en la vida. 

En esta entrada no voy a hacer un análisis técnico de la ruta, ya hay mucho material en la web, aunque sí os voy a dejar el mapa con capas de navegación "definitivo": Transpirenaica para Maps . En esta ocasión voy a comentar mis sensaciones al hacer una ruta tan inmensa, ya que hay multitud de opciones, ramificaciones, etc. 

Una parada a comer en el camino bajo la Sierra del Cadí

La ruta más "oficial" parte del Cabo de Creus en Gerona y llega al Faro de Híguer en el País Vasco. Pero el tiempo libre no es infinito y para llegar allí arriba me esperaban casi más de 1000 Km. Así que "mi" Transpirenaica empezó en Puigcerdá tras atravesar toda España. Y como todo, en este camino pude descubrir muchos rincones preciosos como el prepirinieo catalán. El camino hasta allí es largo, pero como siempre sin prisa y por carreteras secundarias es un placer ver pasar los kilómetros mientras se aprecian los cambios de paisajes en este maravilloso país que tenemos, desde la campiña manchega hasta los pinares conquenses o el altiplano aragonés.

Mirador del Doll, en la Sierra de Montsec (Lérida)

Mirador de la Creu de Guils del Cantó en el Parque Nacional del Alto Pirineo

La Transpirenaica siempre transcurre entre la frontera de España y Francia. Es alucinante como cambia el paisaje, las gentes, las costumbres, nada más pasar esa línea imaginaria que son las fronteras. Una vez se entra en Francia uno se encuentra un país menos amable con las rutinas diarias, comer, buscar una gasolinera o un hotel se convierte en una ardua tarea... será la falta de costumbre pero allí a partir de las 13.00 ya están las cocinas cerradas, las gasolineras son todas de autoservicio sin personal y los hoteles están varios (muchos) peldaños por debajo del nivel hostelero de España.

Francia no me dio un recibimiento "cálido"

El primer puerto de mi ruta pirenaica, el de Palhieres, quizá uno de los más técnicos y bajo el agua y a 2001 m.

Una vez el viajero se adentra en el país vecino y va comprendiendo su idiosincrasia, se va adaptando a la vida y la manera de hacer las cosas allí. Y a cambio el Pirineo te va ofreciendo todo su esplendor en forma de rincones únicos. Pequeños pueblos con encanto, montañas, ríos, animales,... Para los que nos gustan estos rincones auténticos es un deleite para los sentidos.

Pequeñas aldeas aparecen valle tras valle

Albergue - Restaurante en mitad de la nada

El grafiti explica muy bien el ambiente que nos rodea

Pero aquí he venido buscando montañas, puertos de paso, lagos, bosques, miradores,... Y de esto el Pirineo Francés va sobrado. La ruta va siguiendo esos pasos de montaña que desde pequeño soñaba ir cuando veía a Perico Delgado en el Tour de Francia. Pero uno no se imagina la magnitud hasta que está inmerso en esas carreteras.

Parar en absoluta soledad y ver que tienes que cruzar con tu moto esa inmensidad de moles de piedra y nubes... Es muy complicado de explicar esa sensación de aventura.

El Valle de Saint Lary despierta por la mañana mientras yo me pierdo entre sus montañas

Vida salvaje en uno de los rincones más bonitos del Pirineo, la Horquette d'Ancizan

Esta ruta necesita un mínimo de 4 o 5 días, y por supuesto en esos kilómetros hay también contrastes, sobre todo a nivel de turismo. Y es que cuando nos acercamos al macizo central, a la parte más famosa, el número de coches, motos, bicis, caravanas, va en aumento. Esta ruta la hice a mediados de septiembre, y si se puede, mejor evitar el mes de agosto.

Cruzando el Port de Bales, con un mítico Alpine 110 para la foto.

Estamos en el paso del Tourmalet, epicentro de la zona turística de Pirineos. Pero este era paso obligado.

La bajada del Tourmalet al Valle de Luz-Saint-Sauveur quita el hipo cuando la ves desde arriba

Otro paso mítico, el Col del Aubisque... Muchos recuerdos de la época dorada del ciclismo con Miguelón dejando a los rivales en estas subidas.

Ya enfilamos de vuelta hacia España de nuevo, y cuando salimos de esa zona central, volvemos a los rincones solitarios llenos de vida salvaje.

Lagos solitarios... otro magnifico rincón donde perderse físicamente... y en pensamientos.

Estamos ya en la frontera franco-española y el Midi d'Ossau nos da la bienvenida

Antiguo puesto de aduanas en el Puerto del Somport

Esta vez, en este viaje, me encontré un imprevisto imposible de solventar, ya que todos los accesos desde Canfranc hacia Francia estaban cortados por una obra faraónica (que luego leí que duró varios meses). Y es que cuando uno afronta estos viajes con tantos kilómetros puede pasar de todo, y es importante la capacidad de improvisación y adaptación. 

Por suerte hoy día disponemos de toda la tecnología para buscar alternativas. Y aunque me salí de mi trazado, esto me dio la oportunidad de visitar otros rincones únicos en la parte española que de otra manera no hubiera visto. El Monasterio de San Juan de la Peña o el Valle de Hecho, rincones que no me esperaba.

San Juan de la Peña, visita recomendada. Una joya del patrimonio cultural español.

Precioso pueblo de Ansó. Perdido entre las montañas aragonesas cerca de la frontera navarra.

El final del viaje se acerca entrando en Navarra.

Como dije al principio, el tiempo es limitado y esta vez termino "mi" Transpirenaica en Navarra, disfrutando de sus valles, El Roncal, Salazar o donde pongo fin a mi ruta, en el Valle del Baztán, en el bonito pueblo de Elizondo. No sin antes hacer una pequeña ruta con un buen compañero motero navarrico, Fernando, que vino a recibirme a Roncesvalles y enseñarme los rincones de su tierra.

Parada a comer en el Valle del Roncal. Los picnics en estos lugares, otro aliciente para viajar.

Tiempo para un café con Fernando y su BMW GS1250 en el Embalse de Eugi

Elizondo, donde pongo "fin" a esta Transpirenaica.

Aquí es el final "oficial", aunque todavía me quedaban por delante otros 900 Km hasta casa... Y otra vez atravesar España y sus contrastes, el Moncayo, la Serranía de Cuenca, las Hoces del Cabriel, La Mancha de nuevo... tenemos un país que no nos lo acabamos... Pero lo intentaremos. 😉

PD: Os deseo por aquí un feliz 2025, lleno de viajes y aventuras, a poder ser a lomos de una moto. 💓




Comentarios

  1. Bonita ruta y bonitas fotos, como siempre.
    Un saludo.

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  2. Un saludo Luis! A ver cuando coincidimos de nuevo!

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