Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima: Sorprendente soledad.
A veces no queda más remedio que salir de escapada cuando todo el mundo, en pleno agosto. Esta vez iba sugestionado por la aglomeración que me encontré el año pasado en la Sierra de Cazorla (El Río Mundo no es más que la continuación de este sistema montañoso hacia el norte), pero nada más lejos de la realidad. Lo que me encontré allí fue tranquilidad, paisajes igual o más bonitos, y pueblos muy sorprendentes.
Esta ruta comienza en La Puebla de Don Fadrique, a la que se accede desde la A-92 y luego un buen rato de carretera comarcal. Estamos hablando de una de las zonas con menos densidad de población de España y por supuesto los accesos no son fáciles. Lo bueno es que una vez llegamos allí ya nos metemos de cabeza en plena naturaleza por carreteras imposibles, en este caso por la A-317, a través del Puerto del Pinar dirección Santiago de la Espada. Quizá una de las carreteras más reviradas de toda la provincia de Granada.
Una vez en esta población nos desviamos ya por carreteras sin nombre para encontrarnos al poco el Mirador del Salto de la Novia, un excelente balcón sobre el Río Zumeta. El paisaje se encañona en este punto y la carretera (A-63) avanza pegada a la roca con algún túnel excavado a mano, bajo impresionantes moles de roca. Hay muy pocos datos de esta zona en internet, sólo algunas aldeas salpican la carretera (Tobos, Vites, el Morrión,...). El paisaje es fascinante, sorprendente.
Por fin llegamos a un sitio que parece algo más turístico, la confluencia del Río Zumeta con el Río Segura (que nace en Pontones, muy cerca de aquí). Este lugar se llama Las Juntas, y tiene unas magníficas pozas para bañarse en un entorno espectacular. Desde aquí, siempre con mi manía de meterme en los rincones más recónditos, me dispongo a subir montaña arriba en busca del Castillo de Miller, una antigua aldea en lo alto de un mirador natural que hoy esta semi abandonada. La subida por el núcleo urbano de Miller se las trae, pero el entorno acompaña, con caídas de agua, fuentes, antiguos molinos... Una preciosidad de lugar.
Deshago mis pasos no sin antes pegarme una buena mojada en una de los innumerables chorros de agua del camino, el calor de agosto ya aprieta incluso en estas sierras. Ahora circulo por la JF-7038, por la aldea de El Parralejo, bajo una impresionante montaña horadada llamada El Puntalón. No se donde mirar con tanta belleza... Pero unas curvas más adelante aparece ante mi el embalse de Anchuricas - Miller, con un azul turquesa entre los árboles que deslumbra. Impresionante. Todavía no me creo donde estoy metido.
Continuo por varias aldeas que no había oído en mi vida (La Toba, Huelga Utrera...) ya junto al Río Madera por otro valle. Ya va tocando parar a comer, y tengo fichado un lugar, el Mirador de las Fresnedillas, un mirador techado con una mesa debajo y vistas de toda la sierra. Más sitios como estos deberían construir. Una vez allí di buena cuenta de mi almuerzo, esta vez equipado con nevera y bebidas frescas.
El calor apretaba y ahora tocaba la bajada de la montaña hasta el bonito pueblo de Siles (Jaén). Allí un buen café con hielo me puso las pilas para lo que quedaba de día, que era mucho.
Existe un camino más rápido desde allí a Riópar, mi destino hoy. Pero no me podía dejar un puerto de montaña sin subir. Así que a través de la CM-3205, atravesé Villaverde de Guadalimar para subir el Puerto del Bellotar, con la impresionante Peña Cambrón enfrente. Inmensa mole de roca. Una bajada complicada por las altas temperaturas y los materiales para arreglar los baches de las carreteras, esos "gusanos" negros de alquitrán que con este calor parecen plastilina. Cuidado si os los encontráis también en mojado.
Una vez atravesada Bienservida, se sale a la A-32, una carretera principal, pero que abandonamos pronto en Reolid para coger la CM-412, que a través del Puerto de las Crucetas nos mete ya de lleno en Riópar y los Calares del Río Mundo. Una vez descargado el equipaje en el hotel (muy barato por cierto), antes de cenar me quedaba una visita obligada, Riópar Viejo, a unos 3 Km, el antiguo núcleo urbano coronado por su castillo-cementerio. No tiene desperdicio, ni la carretera ni el pueblo, todo de piedra y con unas vistas impresionantes sobre el valle y Los Calares. Imprescindible.
Arranco el segundo día con una pequeña decepción, el acceso al Nacimiento del Río Mundo no lo abren hasta las 9 de la mañana y no puedo perder tanto tiempo, y encima previo pago, cosas de agosto, el resto del año el acceso es libre. Así que me resigno, ya volveré con mi mujer y mi perrilla para descubrir este espacio natural a fondo.
Después de darle un repaso de lubricante a la cadena y un buen desayuno salgo pitando por una carretera rápida y divertidísima, el Puerto del Peralejo. El aire fresco de la mañana me da de golpe y pronto me animo para visitar mi siguiente destino, Molinicos, uno de los pueblos donde se rodó la película Amanece que no es poco de José Luis Cuerda, y donde también se rodó el programa de Jesús Calleja, Voy Volando. Y aquí me dirijo, a ver el Pino Centenario que ayudaron a conservar.
Una rápida y divertida bajada por la AB-509 atravesando Arroyo Morote nos deja en el cruce con la CM-3206, una alucinante carretera entre el Río Tus y el Embalse de la Fuensanta. El color azul turquesa aparece a cada curva. El objetivo es llegar a Yeste y visitar su castillo, es lunes y está cerrado. Hoy no es el día de las visitas. Pero a cambio tenía un plan B, subir al Mirador del Monte Ardal, a 1.440 m. Uno de los picos más altos de la zona y donde pude disfrutar de unas vistas panorámicas excepcionales.
Vuelta sobre mis pasos para atravesar el Puente de la Vicaría y por la CM-3225 poner rumbo a Letur, esta vez para ver su casco antiguo, sus pozas naturales donde multitud de niños se lo estaban pasando pipa, y aprovisionarme de comida para lo que me venía a continuación, que no era otra cosa que una de las carreteras más desiertas que he visto nunca, la AB-5010. Ya una carretera mucho más rota, pero que atraviesa uno de los pinares más extensos que recuerde. Ya tocaba parar, esta vez en el merendero de la aldea de Fuente de la Sabina, a 1.200 metros de altitud. Que lugares más inhabitados, y eso que es pleno agosto.
El día se estaba echando encima pero no me podía dejar de lado lo que tenía previsto ver, ¡cualquiera vuelve a estos sitios! Ahora tocaba entrar en la Región de Murcia un poco para ver las impresionantes Cuevas de Zaén (en Zaén de Arriba).
Otra vez rumbo oeste por la RM-702 para pasar por el Mirador de la Taibilla y llegar a Nerpio para ver su Plantón del Covacho, impresionante monumento a su nogal centenario que se quemó. Otra vez en Albacete continuo por la AB-5014, con un asfalto muy malo que me va a complicar el día porque es difícil pasar de 40 por ahí. Decido dejar de lado el Castillo de Taibilla, también por el calor que aprieta. Otro buen tramo por esta carretera semi abandonada y decido cambiar un tramo. Quería subir el Puerto de La Losa y visitar el bosque de Secuoyas de la Sierra de La Sagra, plantadas como regalo del mismo Duque de Wellintong.
Decido coger la vía "directa" a La Puebla de nuevo y ya por carreteras más principales ir a mi destino, un pequeño hotel rural en el Embalse de La Bolera (Pozoalcón). Ha sido un día duro de calor y carreteras malas. Pero la recompensa son todos esos recuerdos que se quedarán en mi mente.
Finaliza aquí esta escapada, bueno, al día siguiente aún me guardaba un último regalo, subir por la mañana temprano el Puerto de Tíscar y, pasando por la Cueva del Agua, hacer una pequeña excursión a la Atalaya del Infante Don Enrique, lugar digno de poner fin a este relato mirando sobre estas sierras y el olivar jiennense bajo mis pies.
Espero que os haya gustado el viaje. Son lugares muy sorprendentes, alejados, distintos,... que incluso guardan tranquilidad en pleno mes de agosto. No dejéis de viajar por estos sitios. Un saludo a to@s.
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